El clima está cambiando, los datos que confirman este fenómeno no cesan de crecer. Los resultados de numerosos estudios científicos sugieren que las actividades humanas, principalmente el uso masivo de combustibles fósiles, han modificado la composición natural del aire. La contaminación atmosférica por gases con efecto invernadero produce un calentamiento de la superficie terrestre más allá de la variabilidad natural del sistema climático, condicionando el denominado Cambio Climático Global inducido por el hombre. Estos cambios ponen en peligro los ecosistemas y la salud humana a escala mundial. La salud de la población como “estado sostenible” exige el continuo apoyo de actividades que permitan tener aire puro, agua limpia, suficientes alimentos, una temperatura tolerable, un clima estable, protección contra la radiación ultravioleta solar y altos grados de diversidad biológica. Los cambios socioeconómicos y las intervenciones sanitarias han mejorado la salud de la población. No obstante, como efecto desfavorable del desarrollo económico, han comenzado a ocurrir cambios de salud resultantes del deterioro de las condiciones del medio ambiente mundial. Con el fin de hacer frente a las amenazas que se ciernen sobre los ecosistemas en todo el mundo, en el decenio de 1980 se introdujo el concepto del desarrollo sostenible (DS) y en 1987, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la definió como “El desarrollo que atiende a las necesidades de la generación actual sin poner en peligro las necesidades de las futuras generaciones”. De conformidad con ello, la Comisión de la OMS sobre la Salud y el Medio Ambiente declaró muy explícitamente que ninguna clase de desarrollo puede calificarse de sostenible si causa daño a la salud y al bienestar del ser humano.
2008-12-05 | 973 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 6 Núm.2. Junio 2008 Pags. 1-2 Rev Venez Endocrinol Metabol 2008; 6(2)