Autores: Calderón Rodríguez Perla Madahí, Zavaleta Abad Raúl Alberto, Meza Sampedro Leyda Nancy, Zamora Andrade Diana Monserrat
Introducción
Los estilos de vida saludables ayudan a promover la salud y a prevenir enfermedades crónicas no transmisibles, sin embargo, diferentes investigaciones han reportado que los estudiantes universitarios tienden a desarrollar estilos de vida poco o nada saludables1-4. Se ha reportado consumo elevado de sustancias adictivas (tabaco1 y alcohol2) e inadecuados niveles de actividad física (menor en mujeres), nutrición3, sueño1 y bienestar mental4. Al comparar hombres con mujeres, ambos estudiantes universitarios, es evidente la presencia de factores de riesgo, relacionados con su actividad sexual, el consumo de sustancias adictivas, además, de consumir una menor cantidad de frutas y de verduras5-7. Además, después del confinamiento, ocasionado por la pandemia de COVID-19, se observa que, las mujeres aumentaron el número de comidas, mientras que los hombres aumentaron el consumo de alimentos dulces y postres8. Finalmente, se sabe que, si estos EV poco o nada saludables, además de los inadecuados hábitos alimentarios se consolidan, pueden estar presentes en la adultez y por el resto de la vida, los cuales son factores de riesgo para el desarrollo de alteraciones metabólicas, obesidad, y enfermedades crónicas no transmisibles, como enfermedades cardiovasculares2.
Objetivo
Determinar la relación entre estilos de vida saludables y hábitos alimentarios en estudiantes de nutrición clínica.
Metodología
Estudio de abordaje cuantitativo, observacional, transversal analítico; se utilizó una muestra a conveniencia de 151 estudiantes, en su mayoría de la Licenciatura en Nutrición Clínica (86.75%) del Complejo Regional Nororiental de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Teziutlán, Pue.). Dentro de los criterios de selección, se consideró la participación de estudiantes que estuvieran inscritos en cualquier semestre de licenciatura y pertenecientes al ciclo escolar primavera 2023. En los criterios de eliminación, se excluyeron aquellos que estaban cursando práctica profesional o servicio social, además de aquellos que no desearon participar. A través de un cuestionario en línea autoadministrado, se recabó la información sobre: 1) datos personales (sexo, edad, estado civil, trabajo, lugar de residencia, promedio académico, carrera que cursan y semestre), 2) Escala de EV Saludables para Estudiantes Universitarios Mexicanos9 (en idioma español, la versión validada para este grupo poblacional, este cuestionario consta de 34 ítems con un formato de respuesta tipo Likert de 5 puntos, distribuidos en 7 dimensiones9), 3) cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos (CFCA, utilizado para medir los HA) y 4) Consentimiento informado. En concordancia con los requisitos de la Declaración de Helsinki de 1975. Los estudiantes leyeron un consentimiento informado previo a la aplicación de los cuestionarios, donde se indicó su participación voluntaria y que su información se analizaría en conjunto, además, dada las características de los cuestionarios, esta investigación es considerada con riesgo mínimo para los participantes. Respecto al CFCA (verduras; frutas; cereales integrales; leguminosas; leche y productos lácteos; alimentos de origen animal (AOA); oleaginosas; alimentos preparados en la calle; bebidas azucaradas; dulces o golosinas; alimentos procesados; alimentos fritos, empanizados y capeados y adición de sal a
alimentos ya preparados), este fue creado ad hoc por los investigadores asociados al proyecto. El tipo de respuesta fue cualitativo dicotómico y cualitativo ordinal. Para el análisis de datos se utilizó el software JASP 0.17.3. Para las variables cualitativas se calcularon sus frecuencias y porcentajes y para las variables cuantitativas se determinaron la media y desviación estándar. Además, debido a que las variables cuantitativas no siguen una distribución normal, se utilizaron métodos no paramétricos como medianas y los estadísticos de U de Mann Whitney para medir las diferencias entre grupos independientes. Finalmente, las correlaciones de Sperman determinó el grado de asociación entre las variables, con una significancia estadística con un valor p < 0.05; considerando asociación baja entre 0.20 y 0.50; moderada entre 0.50 y 0.80; y alta si es > 0.8010.
Resultados
Las medias de las variables cuantitativas fueron: 20.36 años para la edad (Desviación estándar (DE): 1.52 años), 84.25 puntos para el promedio académico (DE: 5.37 puntos), 4° semestre
que cursaban durante la aplicación del estudio (DE: 2 semestres) y 7 materias que cursaban durante el periodo de primavera 2023 (DE: 1 materia), respectivamente; además, en las variables cualitativas se observa que, más de tres cuartas partes de las participantes son mujeres (79.47%), solteros/as (97.35%), la mayoría no trabajan actualmente (67.55%), estudian la licenciatura en nutrición clínica (86.75%) y son foráneos (82.78%), ya sea que viajan todos los días para llegar a la universidad (34.40%) o que paguen una renta en la ciudad donde la universidad tiene presencia (Tabla 1).
Los análisis comparativos muestran que los hombres presentan mejores puntaciones en comportamiento de ejercicio (p = 0.010) y manejo del estrés (p = <0.001), pero menos responsabilidad
para su salud (p = 0.045); los estudiantes que trabajan presentan mejor comportamiento nutricional (p = 0.019); los estudiantes locales tienen una tendencia mayor de comportamientos de ejercicio en comparación con los foráneos (p = 0.027); además, también se observan diferencias entre los que consumen bebidas azucaradas, alimentos fritos, empanizados o capeados y agregan más sal a sus alimentos ya preparados en comparación de los que no los consumen (véase Tabla 2 en promedio académico y el semestre que se cursa se relaciona de forma negativa con el comportamiento de ejercicio, comportamiento nutricional, consumo de semillas oleaginosas y consumo de productos lácteos. Además, el consumo de frutas, verduras, productos lácteos, alimentos de origen animal y semillas oleaginosas se correlaciona positivamente con el comportamiento de ejercicio, comportamiento nutricional, comportamiento regular, responsabilidad en salud y en general con un estilo de vida saludable. Finalmente, se observan asociaciones positivas entre el consumo de bebidas azucaradas, alimentos ultraprocesados, dulces o golosinas, alimentos fritos, empanizados o capeados y agregar más sal a los alimentos ya preparados. Dichas asociaciones se consideran bajas y moderadas (véase Tabla 3 en siguiente página).
Discusión
Los resultados de esta investigación demuestran claramente que, consumir alimentos poco saludables, como bebidas azucaradas, alimentos fritos, empanizados y capeados, además de agregar sal a los alimentos ya preparados, pueden alterar los EV de los estudiantes de nutrición clínica, no de forma inmediata, posiblemente de forma paulatina conforme se avanza en sus estudios.
Por otro lado, las asociaciones entre EV y hábitos alimentarios, aunque moderadas, nos indican que, entre más avanzado se encuentre la trayectoria académica de dichos estudiantes, menos comportamientos de ejercicio y comportamiento nutricional saludables poseen y van adquiriendo inadecuados hábitos alimentarios. Este último determinado por el acceso y la disponibilidad de alimentos, los cuales son ricos en azúcar libre, grasa saturada y sodio, además de ser la primera opción de consumo para su consumo, debido a la alta palatabilidad, el bajo costo y la alta oferta que se tiene. Por lo anterior, se sugiere que futuras investigaciones incluyan variables, relacionadas con el estado de nutrición, para evidenciar como estos inadecuados estilos de vida y hábitos
alimentarios afectan su composición corporal y su salud, sobre todo porque es una de las principales limitaciones de la presente investigación, finalmente, se sugieren estudios longitudinales
para establecer en qué momento de su trayectoria académica se adquieren dichos comportamientos.
Conclusión
Los hallazgos ponen en manifiesto que consumir alimentos poco saludables pueden alterar los EV de los estudiantes de nutrición clínica. Entonces, podemos encontrar una ventana de oportunidad para lograr EV más saludables en estudiantes universitarios, a traves del consumo de alimentos saludables, sobre todo en mujeres, foráneos y al inicio de los estudios profesionales.
Declaración de conflicto de interés: sin conflicto de interés.
Fuentes de financiamiento: se utilizaron recursos propios delos investigadores y de su lugar de adscripción.
Palabras clave: Estudiantes; estilo de vida saludable; conducta alimentaria.
2024-06-07 | 426 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 19 Núm.1. Abril 2024 Pags. 63-68 Rev Invest Cien Sal 2024; 19(Supl. 1)