Fragmento

Un enigma amenaza al hombre: el enigma del gen. Inteligencia y dinero trabajan sin descanso en la entusiasmante idea de entregarnos en los primeros 10 años del próximo siglo, el accidentado relieve de nuestra cautivante geografía genética. Entonces, el hombre tendrá en sus manos el poder que nunca ha tenido. De la forma en que lo use, dependerá que pueda crear una paz como la que nunca le ha dado ninguna de sus guerras o, crear una guerra con la que nunca se alcanzará ninguna paz. Todo comenzó en el silencio de un patio monasteriol, cuando un monje austríaco, sabio y bueno, pasaba sus horas haciendo cruzamientos de semillas de guisantes. Lejos estaba Gregor Mendel de imaginar que 150 años después, y como resultado de sus nobles experimentos, la humanidad se vería en la fatídica disyuntiva shakesperiana del ser o no ser, del estar o el no estar,1 o de cómo se quiera interpretar el original en inglés. Nada tengo que sea mío... sólo mis genes. Nada tengo para dejarle a mis hijos... sólo mis genes. Es éste, y no otro mi único patrimonio. Es éste, y no otro, el único patrimonio perdurable e indestructible que la naturaleza ha legado a los seres vivos con la única exigencia de que le permitan que sea ella quien seleccione, escoja y combine los caracteres genéticos que deben expresarse.

Palabras clave: Genoma humano

2003-07-22   |   766 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 37 Núm.1. Enero-Marzo 1998 Pags. 3-5. Rev Cubana Med 1998; 37(1)