Creación de: Pilar Copete Fotografía: Oscar Monsalve El Ritmo del Movimiento 1 Aunque con una trayectoria de algo más de tres decenios, Pilar Copete no es una de las pintoras más conocidas en el panorama artístico colombiano. Hay varias razones para ello; la artista ha vivido largas temporadas en el exterior, solo excepcionalmente ha participado en los salones nacionales, sus exposiciones individuales no han sido muy abundantes y su personalidad es muy discreta. En los últimos años hay otros motivos para esa escasa figuración: sus cuadros casi siempre son de formato relativamente pequeño y sus temas son básicamente dos: el paisaje y la figura humana - Recuerdo ahora que en uno de los salones regionales, en el que estuve como jurado de admisión, su obra no fue incluida por mis colegas porque sus pinturas «eran buenas; estaban bien trabajadas; eran sencillas, descomplicadas y de muy bellos colores». Es decir, tenían una serie de condiciones que hoy en día se rechazan-. Con una amplia formación artística, principalmente en Estados Unidos y Argentina, Pilar Copete tiene una producción de calidad, en la que los cuadros se ven casi siempre muy bien resueltos. Quizás sin osadías, pero sí muy meditados y ejecutados con paciencia. Aunque la artista muchas veces trabaja al aire libre y por largas temporadas cuenta con modelos, el resultado de sus cuadros es más producto de la imaginación que de la percepción directa de la realidad. Sus paisajes solo aluden a la naturaleza y en ellos se ven más composiciones de manchas, a veces sueltas y con pinceladas visibles y, en ocasiones más ceñidas, o estructuras de planos más o menos regulares, que descripciones de montañas, árboles, etc. Los colores que se observan tampoco son veristas. Las composiciones cromáticas siempre son arbitrarías y atienden más a las relaciones de los tonos del cuadro. Puede decirse, en pocas palabras, que son paisajes que vienen de la tradición de los Nabis. Respecto de las figuras debe hacerse un análisis similar. Sus personajes están correctamente plasmados, pero son más sintéticos y estilizados que realistas. En ellos se hace énfasis en el movimiento y el acento gráfico se impone a la observación meramente anatómica. La artista conserva ejemplos de sus figuras humanas más tempranas. Son dos dibujos que datan de 1973 en los que ya se observan algunas de las características de estas representaciones: la soltura del dibujo, la seguridad de la línea, la reiteración de ciertos trazos, el interés por lograr la mejor imagen del cuerpo humano en movimiento. A lo largo de su producción, Pilar Copete ha trabajado muchos cuadros con personajes. Ha relacionado la figura con la naturaleza, con la arquitectura, la ha instalado en los techos de las construcciones, la ha concebido en diferentes acciones: entrenándose, practicando artes marciales, jugando con ruedas, pescando. No han faltado otros motivos; los perros en diferentes movimientos, por ejemplo, y no ha dejado de ser importante el espacio en el que se encuentran. En los cuadros de esta exposición, en los que hay varios de formatos apaisados, hay algunas novedades. Salta a la vista el claro contraste entre el fondo de un solo color intenso -rojizo, amarillo, etc.- y las figuras dibujadas con carboncillo y en diversos movimientos; el cuidadoso tratamiento matizado de la superficie monocromática y la definición del contorno de los personajes que en su interior son sustancialmente pictóricos; la evidente representación de acciones –en ocasiones divergentes rápidas y fuertes, y la innegable alusión a ejercicios de entrenamiento, con todo lo que implican de esfuerzo y disciplina. Por otra parte, aunque las figuras aparecen abreviadas, no deja de detectarse que algunas intentan hacerse imperceptibles y que todas tienen una relación especial con el fondo, que también es espacio. Espacio que invita a diversas reflexiones, pero, que tal vez por el sitio en el que estamos, pueda hacemos recordar estas frases plenas de sabiduría de «Alicia en el país de las maravillas» de Lewis Carroll: ‘Quisiera usted decirme que camino debo tomar para irme de aquí? Eso depende en mucho, del lugar a donde quiera ir (respondió el Gato). No me preocupa mayormente el lugar... (dijo Alicia). En tal caso, poco importa el camino (declaró el Gato)... con tal de llegar a alguna parte (añadió Alicia, a modo de explicación). Oh! (dijo el Gato): puede usted estar segura de llegar, con tal de que camine durante un tiempo bastante largo». Por eso se requiere de mucho entrenamiento, de mucho entrenamiento.
2004-09-01 | 1,712 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 32 Núm.2. Abril-Junio 2003 Pags. Rev Col Psiqui 2003; XXXII(2)