Desde mediados del siglo XX científicos e investigadores de las ciencias médicas han tratado de emplear cada vez mejores métodos para combatir la anemia. Fue durante la primera Guerra mundial donde la hipovolemia por hemorragia era la principal causa del “Choque circulatorio” y se vio que podía ser tratado administrando fluidos intravenosos. Los investigadores en el laboratorio y los clínicos han comprobado la efectividad de administrar hemodiluciones (coloides, cristaloides) y/o sangre para tratar el choque hemorrágico, pero continua la controversia sobre cuál es la elección óptima. En las últimas décadas ha adquirido gran importancia el riesgo relacionado las transfusiones (trasmisión de hepatitis, HIV) y el déficit de unidades de los bancos de sangre, todo ello hace que los hemosustitutos (HS) sean vistos como una alternativa interesante. Estas sustancias podrían llegar a ser muy útiles en las próximas décadas debido a los problemas de almacenamiento de los productos sanguíneos. En el contexto de efectividad y seguridad, los hemosustitutos, podrían ofrecen grandes ventajas. También se ha logrado la síntesis de otras sustancias, como la eritropoyetina humana recombinante, hormona sintética que cumple con la función de estimular la formación de eritrocitos.
2006-07-12 | 10,109 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.5. Noviembre-Diciembre 2004 Pags. 34-35 Bol Med UAS 2004; 1(5)