Código de Ética del Colegio Nacional de Pediatras Mexicanos, Confederación Nacional de Pediatría de México A.C.

Fragmento

CAPITULO PRIMERO DISPOSICIONES GENERALES Artículo 1. El presente Código busca normar la conducta de los médicos pediatras de los 31 estados de la República Mexicana en su comportamiento moral para adecuarlo al bien del universo, la sociedad, las instituciones y el individuo el cual será aplicable en el desempeño su profesión como médico pediatra. Se reconoce al médico pediatra como aquella persona que cursó estudios universitarios de licenciatura en medicina y especialidad en pediatría y que cuenta con título y cédula profesional legalmente expedidos por la Dirección de Profesiones estatal y federal, además de su certificación o recertificación vigente por el Consejo de Certificación en Pediatría CAPITULO SEGUNDO DE LOS DEBERES DEL MEDICO PEDIATRA Artículo 2. El médico pediatra deberá ejercer el acto médico bajo los principios básicos de la ética como son la autonomía, la justicia y la benevolencia. Artículo 3. El médico pediatra deberá poner todos sus conocimientos científicos y recursos técnicos en el desempeño de su profesión. Artículo 4 El médico pediatra deberá de conducirse de acuerdo a los Valores Éticos de: Bondad, Sabiduria Respeto, Responsabilidad, Relaciones Profesionales, Confidencialidad y Honestidad. BONDAD. Es la primera de las cualidades que un médico necesita poseer. Bondad significa que en todo acto médico se debe buscar primordialmente el bien del paciente. SABIDURIA. El médico pediatra necesita conocimientos teóricos, habilidades prácticas y actitudes para ejercer la medicina con eficiencia. RESPETO. Entendido como la capacidad de reconocer, comprender y tolerar las diferencias individuales, sociales y culturales, evitando imponer las propias; así como promover y proteger el principio de la dignidad humana como son los derechos humanos universales del hombre. RESPONSABILIDAD. Significa asumir con seriedad los compromisos adquiridos con uno mismo, con los demás, con la sociedad en general y con la profesión, así como el reconocer las consecuencias de nuestros actos y acciones, dando lo mejor de nosotros mismos para cumplir con las tareas propias de la profesión promoviendo siempre la salud y el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes.

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2007-05-04   |   7,964 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 9 Núm.3. Septiembre-Diciembre 2006 Pags. 27-28 Arch Invest Pediátr Méx 2006; 9(3)