Se define como la trasmisión de agentes infecciosos entre pacientes y el personal que les proporcionan atención en un entorno clínico. Ello puede ser resultado del contacto directo, persona a persona, o indirecto, mediante objetos contaminados llamados fomites. La trasmisión de una persona a otra requiere de: una fuente de infección (un portador, un convaleciente, un paciente en etapa prodrómica); el vehículo por el que los agentes infecciosos se trasmiten (sangre, secreciones, saliva, o bien instrumentos contaminados con ellos); o una vía de transmisión (inhalación, inoculación). La Odontología moderna debe abandonar a sus antecesores históricos, los barberos y los sangradores, enfrentando el futuro con responsabilidad, conceptos sólidos y una protección verdadera frente a estos riesgos. De esto se trata la Bioseguridad, es decir, la seguridad de la vida, o bien, asegurarse la vida. Este concepto no es más que uno de los principios que rigen a toda especie biológica: perdurar a través del tiempo, en especial por su capacidad de adaptación a posibles cambios del bioma que le toca compartir. El riesgo de transmitir una o más enfermedades infecciosas durante el tratamiento dental surge a diario en la consulta.
2007-06-29 | 61,919 visitas | 4 valoraciones
Vol. 3 Núm.34. Mayo 2007 Pags. 8 Odont Moder 2007; 3(34)