En Latinoamérica y especialmente en nuestro país, gran parte de la enfermedad cardiovascular se debe al la enfermedad de Chagas (ECHA); el resultado de la infección humana por Trypanosoma cruzi, descrita desde principios del siglo anterior. Según la OMS, 16-18 millones de personas en Latinoamérica están infectadas y otras 100 millones están en riesgo de adquirir la infección. Las consecuencias de esta enfermedad, que aparecen en la tercera o cuarta década de la vida de aquellos sujetos infectados (principalmente durante la infancia y en áreas rurales), son incurables por el momento y explican la pérdida de 2.740.000 DALYs (Disability Adjusted Life Years) en el continente; cuatro veces mas que la carga de enfermedad debida a malaria, lepra y leishmaniasis. En Colombia, país clasificado por la OPS como de activa transmisión de la enfermedad, se estima que 990.000 personas están infectadas mientras que 3.000.000 estarían en riesgo. Es evidente la discordancia entre la carga de la ECHA, en términos de morbimortalidad, y el conocimiento generado para evitar la enfermedad; esto se refleja en la ubicación actual de la ECHA, entre las tres enfermedades más abandonadas del mundo. En ausencia de vacunación, quimioprofilaxis o tratamiento especifico, la única estrategia de control ha sido el control vectorial; estrategia que en países del cono sur ha logrado disminuir la transmisión, pero que en nuestro medio no ha podido tener el impacto esperado debido a los problemas de pobreza, violencia, migración interna y no mejoramiento de las condiciones de vivienda en áreas de transmisión activa. En síntesis, la ECHA es un problema de salud pública en nuestro país y el continente, donde los problemas de la región no han podido reducir la carga debida a esta enfermedad, debilitando las estrategias de control.
2007-12-07 | 1,444 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 4 Núm.5. Enero-Junio 2006 Pags. 12-13 N O V A 2006; 4(5)