Autor: León Correa Francisco Javier
Introducción Aunque parte importante de las decisiones que han de tomar los equipos de salud en la atención a enfermos terminales corresponde al médico o al equipo médico, no es menos cierto que las consecuencias de esas decisiones afectan de manera muy clara el quehacer diario y la conciencia de las enfermeras que deben cuidar y atender a esos pacientes. Y, por otra parte, los cuidados de enfermería que deben darse a los enfermos terminales también plantean sus propias tomas de decisiones éticas que han de saber resolver -o intentar resolver- las propias enfermeras. Además, en la fase final de la vida «disminuye lentamente la función del médico y se hace más importante la de la enfermera: pasa a ser una importante fuente de información y consulta, y toma cada vez más la iniciativa». Como señalan expertos en cuidados paliativos, «el médico, cuando considere que el proceso es irreversible y terminal según los indicadores científicos objetivos, abandonará la idea de curar y se empleará a fondo en el oficio “muy exigente de ciencia, competencia y humanidad, que consiste en aliviar y consolar, en procurar su mayor bienestar material y espiritual, así como prestar su apoyo a los allegados de éste”. Desde el punto de vista clínico, es bien conocido que los pacientes que son ayudados a enfrentarse con la muerte y a sobrellevar ese conocimiento, atraviesan esta etapa con más paz y con menos síntomas de alteraciones del comportamiento».
2007-12-12 | 1,479 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.1. Enero-Diciembre 2003 Pags. 24-31 N O V A 2003; 1(1)