Fragmento

Hace muchos años, no recuerdo cuántos, entendí con claridad absoluta algo que marcó mi vida: una sociedad que diferencia a las personas de acuerdo a la calidad de la educación que reciben es, necesariamente, desigual e injusta. Así, viviendo en el mundo académico, con todas las oportunidades que tuve para avanzar en el apasionante universo de las matemáticas, siempre supe que el gran reto que teníamos en frente era alcanzar una educación con la calidad más alta y garantizar que el acceso a esta educación fuera un derecho inviolable para todas las personas y no el privilegio de un grupo reducido de la sociedad, como en efecto ocurre en el país. Por esto, cuando construimos nuestro movimiento cívico, Compromiso Ciudadano, para participar en política y buscar la Alcaldía de Medellín en el año 1999, teníamos la certeza de que ésta era la oportunidad para hacer realidad lo que habíamos escrito en tantos estudios y artículos de opinión: la educación tenía que ser el motor de la transformación social de Medellín. Así nació Medellín, la Más Educada, entendiendo la educación en un sentido amplio. Con orgullo podemos ver cómo hoy en nuestra ciudad hay un consenso amplio que entiende que la educación pública merece toda la atención y el respeto, a diferencia de otros tiempos en los que era sinónimo de atraso y conflicto. De esta forma invertimos recursos económicos extraordinarios para fortalecer la educación pública, conscientes de que éste es un acto de justicia social que se convierte en ganancia y bienestar para toda la sociedad.

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2008-03-26   |   1,509 visitas   |   2 valoraciones

Vol. 20 Núm.2. Julio-Diciembre 2007 Pags. 8. CES Odontología 2007; 20(2)