Autor: Sánchez García Pedro
El año 1906, Don Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, compartido con el histólogo italiano Camilo Golgi. El uno, Don Santiago, defendiendo con hechos y pruebas irrefutables la independencia de las células nerviosas, —bautizadas como neuronas por W. von Waldeyer— y estableciendo las bases morfológicas de la comunicación interneuronal, a través de la sinapsis —así cristianada por Ch. S. Sherrington—. El otro, frente a él, Camilo Golgi, patrocinando, con una buena dosis de tozudez y arrogancia, la teoría reticularísta neuronal. Contiguidad para Cajal, frente a la continuidad neuronal de Golgi. Razón la tuvo toda Don Santiago, y no deja de ser sorprendente que llegara a esta conclusión usando como herramienta el método argéntico de Golgi —la llamada “reazione nera”. Además, Don Santiago, utilizando datos pura y estrictamente morfológicos, planteo el concepto de la polarización dinámica del impulso nervioso y sentó las bases de los mecanismos morfológicos implicados en la degeneración y regeneración de las estructuras nerviosas y de la plasticidad neuronal. Con Don Santiago Ramon y Cajal, se ha dicho, nace, crece y se desarrolla hasta nuestros días, y, de cara al futuro, la moderna Neurociencia. Todavía hoy, dicen los histólogos, resulta difícil utilizar el microscopio para explorar el sistema nervioso, sin sentir sobre la nuca la mirada penetrante de Don Santiago.
2008-04-30 | 2,993 visitas | 5 valoraciones
Vol. 5 Núm.12. Septiembre-Diciembre 2007 Pags. 572-573 Rev Sig Vit 2007; 5(12)