Una incisión menor de 2 milímetros de diámetro (2 centésimas de decímetro), definitivamente hace que operarse del corazón se vuelva más confortable para el paciente. Sin embargo, en la actualidad el cardiólogo intervencionista está obligado a modificar su perfil ya que su campo de acción, limitado a las arterias del corazón, se ha extendido a la arteria aorta, a las arterias de los miembros inferiores, las arterias renales y las arterias carótidas, las cuales irrigan el cerebro. El cardiólogo intervencionista debe ahora volverse “cardioangiólogo intervencionista”, ya que este además de tener la habilidad para manejar herramientas terapéuticas totalmente diferentes a las del bisturí del cirujano, realiza sus intervenciones mediante mínimas punciones de piel y arterias introduciendo catéteres, balones, stents, aspiradores y una gran variedad de instrumentos, para restaurar el flujo de las arterias obstruidas en el corazón o en cualquier otra parte del cuerpo. Esta es una nueva especialidad que se esta desarrollando a paso rápido, la cual permite tratamientos que a cualquier cardiólogo nos hubiera parecido un capítulo de alguna novela del escritor Julio Verne. El futuro de la “cardioangiología intervencionista” en nuestro país afortunadamente comienza a ser presente.
2008-04-30 | 4,230 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 5 Núm.12. Septiembre-Diciembre 2007 Pags. 579 Rev Sig Vit 2007; 5(12)