Autor: Díaz Vega Guadalupe
La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa que hoy en día plantea a las sociedades y a la medicina un verdadero reto, su manejo y control, tanto desde el punto de vista preventivo como terapéutico. Demográfica y epidemiológicamente, al prolongarse la esperanza de vida de la población se está propiciando que un mayor número de pacientes se incorporen a las estadísticas que reclaman ya en este momento su atención, para construir estrategias de manejo, a reserva del serio problema que habrá de representar en los años futuros para personas mayores de 55 años o más. Hasta ahora se tiene bien identificado que las neuronas hipocampales y las de la porción basal del prosencéfalo son invadidas por placas amiloides y ovillos neurofibrilares como resultado de la alteración de un proceso bioquímico de la propia proteína amiloide a partir de su precursor (APP). Infinidad de estudios de biología molecular, neuroquímica, genética e inmunología han sido realizados para identificar el mecanismo de producción, y con ello orientar su manejo y tratamiento. Sin embargo, solo se ha logrado clarificar la baja producción de acetilcolina, que es un transmisor involucrado en el funcionamiento de estas zonas del encéfalo para la actividad intelectual. Ello ha desencadenado desde hace más de 20 años el uso de medicamentos anticolinesterásicos como el Donecepilo, la Rivastigmina y la Galantamina sin resultados eficaces sobre todo por la gran cantidad de efectos colaterales. Ante esta situación altamente preocupante para los médicos y sobre todo en un intento de encontrar recursos útiles para los pacientes, se tienen a la vista experimentos con ratones particularmente transgénicos en que se ha reproducido la EA (Enfermedad de Alzheimer) y se han obtenido resultados alentadores administrándoles ácido alfa-lipoico. Este fármaco plantea nuevas y halagadoras expectativas con ensayos clínicos realizados en seres humanos comparando metodológicamente con las drogas tradicionales. Ciertamente nos encontramos en el inicio de esta aventura que puede significar con el tiempo y el trabajo científico mejor y mayor eficacia y seguridad que ofrecer a los pacientes con EA sobre todo porque hasta el momento no se han creado las condiciones particulares, familiares e institucionales que ofrezcan una atención integral a quienes padecen este problema de salud pública. M. en C. Guadalupe Díaz Vega Candidata a Dr. en C. Farmacología
2008-06-13 | 1,330 visitas | 2 valoraciones
Vol. 6 Núm.2. Agosto 2004 Pags. 73 Inv salud 2004; VI(2)