En estos días aciagos del ejercicio médico, en los que el tiempo y la ubicuidad se confunden, recuerdo momentos imborrables de mi formación como neurocirujano en el Instituto Neurológico de Colombia. Las lecciones académicas recibidas a diario en las aulas se nutrían de esa fusión de tendencias y vivencias transmitidas por profesores formados en diversas escuelas del mundo neuroquirúrgico, pero siempre regida por una constante: en el ejercicio permanente de presentar los casos para su análisis clínico (estrategia pedagógica hoy conocida como “aprendizaje por problemas”), si los pacientes habían sido atendidos en una institución distinta, los estudiantes debíamos usar la expresión: “otro médico”. De manera que nunca en mis años de formación me enteré del nombre del profesional o de la institución tratantes de los enfermos que llegaban a nuestro claustro.
2009-12-10 | 1,309 visitas | 6 valoraciones
Vol. 16 Núm.1. Noviembre 2009 Pags. 75-76 Neurocien Colom 2009; 16(1)