El papel del médico pediatra en la pandemia del virus de la influenza A H1N1

Autor: Richardson López-Collada Vesta

Fragmento

En materia de salud, 2009 será reseñado como un año que tuvo como su más grande reto: la aparición de la nueva variante del virus de la influenza A H1N1; y quedarán registradas, como parte del aprendizaje, todas las expectativas que esta epidemia causó en el mundo. México, particularmente, se convirtió en el foco de atención durante el inicio de la pandemia, por ser la zona geográfica donde se evidenció la existencia de este nuevo virus. La presentación de casos atípicos y la sensación de temor social que la infección provocó, tuvo repercusiones económicas, estructurales y de salud. Después de que laboratorios de Canadá y Estados Unidos confirmaran la presencia del nuevo virus de influenza en México, el gobierno federal dio a conocer medidas extraordinarias para evitar la propagación de la epidemia, entre ellas la suspensión de clases, medida que impactó a 7.5 millones de estudiantes y a 420 mil maestros y trabajadores de la educación, que se encuentran distribuidos en casi 30 mil escuelas; el 27 de agosto, casi cinco meses después, la Secretaria de Salud informó que de 21,264 casos confirmados en el país, 12,123 correspondieron al grupo de edad de 0 a 19 años; 2,481 casos al grupo de 0 a 4 años de los cuales 16 (0.64%) fallecieron, mientras que en el grupo de 5 a 9 añosde edad se confirmaron 3,304 casos, de los cuales 11 (0.33%) fallecieron. Aunque en la actualidad se conoce más sobre este virus, el Médico Pediatra, se ha enfrentado a la dificultad de distinguir esta infección de las enfermedades que causan otros patógenos respiratorios; especialmente en los niños menores de 5 años, ya que puede manifestarse con síntomas inespecíficos. Datos clínicos como apnea, taquipnea, disnea, cianosis, deshidratación, estado mental alterado e irritabilidad extrema, son los focos de atención que pudieran sugerir la infección grave por este virus.

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2010-01-21   |   1,591 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.90. Octubre-Diciembre 2009 Pags. 39 Rev Enfer Infec Pediatr 2009; XXIII(90)