Autor: Méndez del Valle José Arturo
Definido como “una sensación y experiencia sensorial desagradable asociada con un daño tisular real o potencial o descrita en términos de tal daño”, el dolor es un mecanismo muy complejo determinado por dos componentes: 1. Afectivo-emocional, definido como la relación entre el dolor y el estado de ánimo, la atención y el aprendizaje al dolor, la capacidad para hacerle frente y tolerarlo, así como su racionalización. Cada uno de estos componentes está mediado por mecanismos cerebrales separados pero interactivos. 2. Discriminativo-sensorial (nocicepción), se refiere a la percepción y la detección de estímulos nocivos por su propia naturaleza, que incluyen intensidad, localización, duración, patrón temporal y calidad del mismo. El dolor dental es el síntoma más frecuente que lleva al paciente en busca de tratamiento odontológico para su alivio. Éste con frecuencia, suele ser agudo y puede asociarse con procedimientos relativamente no invasivos como extracción dental simple, terapia endodóncica o periodontal, así como con procedimientos traumáticos que producen dolor posoperatorio prolongado, tales como la remoción quirúrgica de dientes impactados o cirugía ósea peridontal. Hablar de un tratamiento farmacológico del dolor agudo buco-dento-maxilar es muy relevante en esta área pues las personas en general suelen asociar el cuidado dental con esta sensación nocioceptiva; cuando sucede una experiencia de esta índole y es pobremente manejada puede llevar al paciente a evitar o posponer el tratamiento odontológico, o bien a hacerlo más difícil. Los tipos de fármacos más importantes que se usan para prevenir, disminuir o controlar el dolor se dividen en: anestésicos generales, anestésicos locales y medicamentos que tienen efectos analgésicos y antiinflamatorios, todos estos de gran utilidad y apoyo en procedimientos quirúrgicos dentales.
2010-04-16 | 3,270 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 6 Núm.69. Abril 2010 Pags. 4-5 Odont Moder 2010; 6(69)