La resistencia de las bacterias a los antimicrobianos constituye una de las amenazas latentes que de acuerdo a varios expertos, nos llevarán en algunos años a vivir una situación parecida a la que se vivió en la era pre-antibiótica. Cada día, los reportes en la literatura destacan el incremento, en número y diversidad, de los microorganismos que adquieren material genético que les permite expresar un fenotipo de multirresistencia. Uno de los ejemplos más claros es la presencia de los integrones clase 1 descritos principalmente en enterobacterias. En el artículo publicado por Najar Céspedes y colaboradores, se caracteriza una colección de aislamientos clínicos de enterobacterias de varios hospitales de Bogotá, Colombia. Al igual que en otros reportes de América Latina, se observa que la mayoría de los aislamientos son resistentes a beta-lactámicos, aminoglucósidos, ácido nalidíxico, TMP/SMZ, y en menor frecuencia a ciprofloxacina. En una pequeña parte de esta colección de cepas no se encontró la presencia de integrón de clase 1, y solamente se registró diferencia estadísticamente significativa cuando se comparó la resistencia a TMP/SMZ y estreptomicina. Si bien esto puede interpretarse como un resultado diferente al publicado en forma consistente por diferentes autores en la literatura, no suena descabellado que debido a que las cepas se encuentran en evolución, movilizan el material genético que van adquiriendo y no necesariamente lo “almacenan” en estructuras extracromosómicas hasta perderlo. Se ha demostrado plenamente que los mecanismos responsables para la adquisición de genes de resistencia a las beta-lactamasas de espectro extendido (característica en 100% de esta colección de cepas, por los porcentajes registrados de resistencia a ceftriaxona y cefotaxima), son múltiples y diversos, incluyendo, además de los integrones clase 1, las secuencias de inserción, transposones, e integrones que contienen el elemento SCR1 (sul1-type). Aún existe duda si la adquisición de los genes que confieren resistencia tiene su origen en el cromosoma y de ahí se movilizan a los elementos extracromosómicos para diseminarse. Los cassettes generalmente consisten en un gene no promotor que se asocia a un sitio específico de recombinación (attC), en contraste, las secuencias attC de los integrones cromosómicos están estrechamente relacionadas y son determinados de una especie.
2010-05-04 | 1,051 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 30 Núm.2. Abril-Junio 2010 Pags. 41 Enf Inf Microbiol 2010; 30(2)