Autor: Cruz Reynoso Leonardo
El síndrome de dificultad respiratoria (SDR) es una enfermedad caracterizada por inmadurez del desarrollo anatómico y fisiológico pulmonar del recién nacido prematuro, cuyo principal componente es la deficiencia cuantitativa y cualitativa de surfactante que causa desarrollo progresivo de atelectasia pulmonar difusa e inadecuado intercambio gaseoso. Cuando un bebé nace inmaduro o prematuro, no produce esta sustancia, provocando un colapso o un cierre de los alveolos, dándose un incremento en la dificultad respiratoria que puede ocasionar un desenlace fatal si no fue tratado de manera adecuada. Los recién nacidos prematuros (RNP) con enfermedad respiratoria constituyen un grupo de pacientes que ocupa un alto porcentaje en las Unidades de Cuidado Intensivo Neonatal. Este síndrome se cuantifica en tres grados: leve, moderado y severo. El leve se maneja de manera convencional, pero el moderado y grave, casi siempre requieren —entre más prematuro es el paciente— la administración del medicamento surfactante exógeno. Un bebé prematuro es aquél que al nacer pesa menos de dos kilos con 500 gramos y tiene menos de 37 semanas de edad gestacional, pero el SDR se acentúa mucho más en aquellos que tienen menos de 32 semanas de vida gestacional. En el mundo nacen al rededor de 13 millones de bebés prematuros al año. En México, es probable que nazcan 2.7 millones, de los cuales entre 12 y 17% son partos prematuros, y de éstos, 30% presentan el SDR neonatal. Cuando se da un nacimiento antes de tiempo, el bebé puede presentar problemas como incremento importante en la función respiratoria, dificultad para respirar, tornándose su piel azulosa (cianosis), razón por la que el médico debe valorar el grado de dicha dificultad a través del método Silverman-Andersen, utilizado desde 1956, y el cual se basa sobre cinco criterios. Cada parámetro es cuantificable y la suma total se interpreta en función de dificultad respiratoria: 1) disociación toracoabdominal, 2) tiros intercostales, 3) retracción del apéndice xifoides, 4) aleteo nasal y 5) quejido espiratorio. Cada signo se califica de 0 a 2, siendo la calificación ideal 0. Regularmente los pacientes con puntaje bajo (1 o 2) se manejan con oxígeno directo, con una mascarilla o cámara cefálica; en los puntajes mayores de 4 es mejor con ventilación mecánica, conectando un tubo endotraqueal desde el ventilador hacia los pulmones.
2010-09-28 | 4,913 visitas | 3 valoraciones
Vol. 33 Núm.394. Septiembre 2010 Pags. 5 y 6 Prescripción Médica 2010; 33(394)