Autor: Durán Martínez Mario Alberto
Es una de las neoplasias más agresivas y por ende letal del tubo digestivo. Se sabe que el esófago es un tubo muscular que transporta los alimentos y líquidos desde la garganta hasta el estómago, donde los ácidos, mucosidad y enzimas digieren la comida. Cuando existe enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) durante largo tiempo, puede dañarse el revestimiento de este tubo, generando a la larga esófago de Barret. Inicialmente el cáncer se presenta en la mucosa, para seguir en la submucosa y la capa muscular, y se conocen dos tipos: adenocarcinoma, que se presenta en 90% de los casos y carcinoma de células escamosas o epidermoide, el cual se registra en 10% de los pacientes diagnosticados. Hace dos décadas la incidencia aumentó, al parecer por el abuso en el consumo de tabaco, alcohol y cambios en el estilo de vida. La pared del esófago está conformada por varias capas. La primera recubre su interior y se la denomina mucosa, que a su vez la integran el epitelio y la lámina propia. El epitelio es el revestimiento y está conformado por células planas y delgadas denominadas células escamosas. La siguiente capa es la submucosa, donde algunas glándulas secretan mucosidad. Y la capa que se encuentra abajo de ésta se la conoce como muscularis propia, la cual, al contraerse en forma coordinada, traslada los alimentos a lo largo del esófago hasta el estómago. En las personas que padecen ERGE, la presencia de los ácidos y enzimas estomacales en la zona del esófago pueden causar molestias como agruras y sensación de ardor que irradia desde el estómago hacia el pecho; sin embargo, hay casos en los que este fenómeno ocurre pero sin generar síntomas. De continuar el reflujo de ácido en la parte baja del estómago durante largo tiempo, puede causar lesiones al revestimiento del esófago. Dicha condición puede causar lo que se llama esófago de Barrett, lo cual indica que las células glandulares, que generalmente se encuentran en el estómago y en el intestino delgado, se trasladen al esófago. Las personas con este síndrome tienen mayores probabilidades de padecer cáncer esofágico, por lo que deben ser vigiladas por el especialista para identificar el tumor en fases iniciales. Empero, esto no significa que todos aquellos que padezcan este síndrome necesariamente lleguen a presentar cáncer.
2010-09-28 | 726 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 33 Núm.394. Septiembre 2010 Pags. 10 y 11 Prescripción Médica 2010; 33(394)