Autor: Galindo Rendón José Humberto
Stripping, o Air rotor stripping (ARS), es un elemento que tenemos dentro de nuestro arsenal de opciones para tratamientos ortodónticos, tiene ya casi medio siglo que comenzó a utilizarse de manera manual. Fue en los años 80 cuando el Dr. Jack Sheridan, académico de la Universidad Estatal de Lousiana, inició la modalidad de hacerlo con turbina de alta velocidad y fresas de carburo o diamante muy delgadas, con el subsecuente debate sobre si desgastar o reducir espesor del esmalte en superficies de contacto sería en realidad una buena idea. A la fecha, como suele suceder con este tipo de situaciones, continua el debate sobre si se debe o no sacrificar esmalte sano, en caso de no querer realizar extracciones o utilizar mecánicas de recuperación de espacio en algunos de nuestros pacientes que presenten rompimiento de contacto incipiente o moderado. En la actualidad, con la aparición de lijas neumáticas con diferentes espesores de desgaste, podemos controlar de una manera más conservadora la cantidad de esmalte perdido, cuando este procedimiento es elegido como opción de tratamiento “conservador”. El doctor Ronald Roth comentaba que generalmente hay espacio para la utilización de stripping, siempre y cuando se obedezcan ciertos lineamientos que debemos considerar en todos nuestros casos a tratar con este procedimiento. Estos lineamientos o indicaciones pueden ser, entre otros, apiñamientos menores o moderados, protrusiones o proclinaciones dentoalveolares muy incipientes, como procedimiento adicional a expansión dentoalveolar para incrementar el espacio disponible, para incrementar la dimensión vertical cuando la retroclinación de nuestros segmentos anteriores así lo requiera, para aumentar la superficie de contacto en incisivos, para reducir la posibilidad de rotaciones pos-tratamiento. Sin embargo, como en todo, también tenemos contraindicaciones, como puede ser la de utilizar este procedimiento cuando ya tenemos una proclinación y protrusión bimaxilar considerable, ocasionando que el aspecto facial se vea modificado para quedar excesivamente abultado, nuestra tabla ósea anterior se vaya perdiendo gradualmente por carga excesiva sobre la superficie de dientes anteriores, así como reducir nuestra dimensión vertical cuando ya está de por sí comprometida y ocasionar un aumento de interferencias oclusales, que pueden iniciar un problema de bruxismo o impactación de cabezas condilares en las paredes superointernas de la cavidad glenoidea, con la subsecuente aparición de sintomatología de las articulaciones temporomandibulares. En la actualidad, la decisión de hacer o no extracciones no sólo se debe determinar por la cantidad de apiñamiento presente; los aspectos facial, funcional y, sobretodo, periodontal deben visualizarse desde el principio para determinar nuestra lista de objetivos y plan de tratamiento. Dr. José Humberto Galindo Rendón Presidente del Colegio Zacatecano para la Educación en Odontología, AC
2010-12-08 | 820 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 2 Núm.12. Diciembre 2010 Pags. 2 Rev Nal Odontol Méx 2010; 2(XII)