La excelencia de un hospital no sólo se mide por sus resultados, también se califica por la calidad de las personas que en él trabajan, que con él colaboran o que en él viven. Esta excelencia se construye a través de nuestros actos, pero también se ve afectada por nuestras omisiones. La excelencia se alcanza, se logra, pero fácilmente se deja y, cuando sucede, difícilmente se recupera. Inicio este mensaje con unas reflexiones sobre algo que ha caracterizado a nuestra institución y que ha logrado en buena medida por la calidad ética y profesional de los médicos que han participado desde su fundación, hasta los que han colaborado en su operación y los que han hecho de ella su lugar de trabajo. Desde la propia concepción del Hospital Metropolitano la idea se acompañó con un ideal: integrar un Cuerpo Médico de excelencia.
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2003-01-28 | 2,067 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.1. Enero-Marzo 2000 Pags. 4. Rev Hosp Met 2000; 1(1)