Autores: Blanco Balbeito Nubia, Domínguez Hernández Ismenia, Trujillo Haydée Abril
Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha logrado transmitir los conocimientos adquiridos utilizando los más diversos medios. Desde el papiro hasta el formato digital, el fin se ha mantenido invariable: legar la sabiduría a las generaciones subsiguientes. Hacia el año 300 a.c se fija la aparición de la primera obra de ciencias: Los elementos de Euclides. Las escuelas y universidades medievales desempeñaron un cometido de trascendental importancia en la conservación de la literatura científica. A partir del Renacimiento, tal empresa se compartió con las sociedades científicas. La más antigua fue la academia de Lincei (fundada en 1603), que ha sobrevivido hasta hoy. Posteriormente, la llegada de la Rogal Society en Londres (1662) y de la Académis des Sciences en París (1666) marcaron un hito en la historia, al iniciar la publicación de las revistas Philosophical transactions y Memories respectivamente. Innumerable es la lista de publicaciones que han surgido hasta la fecha; basta mencionar algunas de renombre mundial, como Nature y Science. La experiencia acumulada durante todo este tiempo ha servido para establecer patrones en lo que a publicar concierne.
Palabras clave: Información comunicación en salud investigación biomédica.
2011-10-07 | 885 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 3 Núm.2. Mayo-Agosto 2011 Pags. Rev EDUMECENTRO 2011; 3(2)