Autores: Guerrero Becerril Luis Eduardo, Pérez Jaime Sergio, Pérez Sosa Sergio, Mendoza Díaz Felipe de Jesús, Magaña Serrano Francisco Javier, Guerra Figueroa Mario César, Méndez Martínez Nicolás
Las heridas penetrantes de corazón deben siempre de sospecharse ante la evidencia de una lesión torácica independientemente del lugar en que se encuentren. El diagnóstico y tratamiento oportuno juegan un papel fundamental en el pronóstico del paciente. La primera reparación cardiaca exitosa fue en 1896 en Frankfurt, Alemania. El desenlace de los pacientes depende en gran parte de la acuciosidad clínica y al apoyo de estudios diagnósticos como el ultrasonido. La tríada de Beck (ruidos cardiacos velados, ingurgitación yugular e hipotensión) y el signo de Kussmaul describen la presentación clásica del paciente con tamponamiento cardiaco. Se presenta el caso clínico de paciente masculino de 45 años el cual ingresa a nuestra unidad con lesión por instrumento punzocortante penetrante de tórax a nivel de área precordial. La víctima ingresa hemodinámicamente estable, manejado de inicio únicamente con sonda endopleural, que posteriormente presenta deterioro clínico, presentando la tríada de Beck, signos suficientes para realizar intervención quirúrgico oportuna ante la ausencia de estudios de gabinete que confirmaran el diagnóstico. La presencia de tríada de Beck y signo de Kussmaul representan la excepción más que la regla, ya que se estima que sólo 10% de los pacientes los presentan. El objetivo del caso es presentar el abordaje del paciente que presenta datos clínicos de tamponade cardiaco secundario a herida penetrante de tórax, con base en el conocimiento de la fisiopatología de esta entidad.
Palabras clave: Herida penetrante de corazón tríada de Beck signo de Kussmaul.
2012-05-22 | 46,283 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 2 Núm.1. Enero-Abril 2012 Pags. 41-45 Rev Trau Amer Lat 2012; 2(1)