Las dos articulaciones temporomandibulares que posee el hombre, son estructuras muy complejas que realizan una serie de movimientos durante toda la vida y las cuales son importantes para comer, deglutir, hablar, gesticular, etc. Se encuentran a ambos lados de la cara, por delante de las orejas. Se sabe que están constituidas por varios tejidos: óseo, muscular, cartílaginoso, venoso, arterial, nervioso, ligamentos, disco o menisco y líquido sinovial. Están envueltas en dos cápsulas musculares muy fuertes. Sus superficies óseas no se corresponden, es decir, no embonan, y esto se logra a través del disco articular. El accionar de estas estructuras, en combinación con el sistema neuromuscular, permite que se ejecuten movimientos de apertura, cierre, lateralidad, protrusión y retrusión, los cuales son muy complejos ya que mientras una articulación rota, la otra se traslada. No son simples movimientos de bisagra. Ya desde la vida intrauterina se mueven las articulaciones y estos movimientos, simples o complejos, perduran toda la vida. Especial relación tienen con la forma, volumen y anatomía de todos los dientes, es decir, con los bordes, surcos, depresiones, cúspides, ausencia de uno o varios dientes. Cuando se pierde un diente, o cuando se obturan y quedan altos o bajos, o por trauma, se van modificando las superficies articulares y comienzan a aparecer signos y síntomas, los cuales son variados. Por esta razón y porque una gran parte de la población está afectada, desde mediados del siglo pasado la odontología volcó su interés en el estudio de los trastornos temporomandibulares (TTM). Los signos y síntomas de éstos son muy frecuentes en la población en general, ya que al menos 45% refiere un síntoma, mientras que 58% presenta mínimo algún signo clínico. Éstos aparecen en personas entre los 20 y 40 años de edad, que de manera paradójica es la población más activa laboralmente. En un principio todo era confuso, ya fueran los estudios y su interpretación o bien el tratamiento. Los TTM son un grupo de entidades clínicas que afectan las articulaciones temporomandibulares, la musculatura masticatoria y todas las estructuras asociadas. Se las considera como una subclasificación de los desórdenes musculoesqueléticos y se han identificado como causales del dolor no dental en la región maxilofacial.
2012-08-27 | 1,963 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.94. Mayo 2012 Pags. 6-7 Odont Moder 2012; 8(94)